De las muchas preguntas que me han
formulado esta ha sido siempre una de las que más se ha repetido, así que he
considerado interesante abrir un post dedicado a ello.
Después
de más de dos años de matrimonio hay varias cosas que me gustaría comentar. La
primera es que yo me casé pensando que sabía que era el islam, pero lo cierto
es que el tiempo se ha encargado de decirme que no. Aunque en su momento
creía que sabía que podría suponer este modo de vida, el día a día té enseña
que una occidental educada en el cristianismo y que no practica, nunca puede
estar preparada para lo que significa el modo de vida del Islam. Es en realidad
un estilo de vida y eso implica un tsunami para los que no somos musulmanes
devastador. He escogido la palabra devastador porqué en mi experiencia he
descubierto que la cultura separa muchísimo y alguien tiene que ceder para
evitar un cisma matrimonial.
Aunque
quedó claro desde el principio que yo no me convertiría jamás al islam, siempre
está ahí el comentario medio en broma medio en serio de querer seducirte para
abrazar su religión. Siempre sale la patita de la religión en algún momento del
día. Aunque no me he convertido y haya sido educada en una estructura
cristiana, mi marido se cree con total autoridad de prohibirme el cerdo,
vestirme como siempre he hecho o tener amigos varones. Tan solo queda en
palabras porque es obvio que JAMAS cambiaré mi modo de vida porque mi marido
sea de otra religión. El hace lo que quiere, intenta manipular, dominar y
cambiarme a toda costa, pero se encuentra siempre una pared blindada que le
corta de tajo sus pretensiones de coartar la libertar de su cónyuge, en este
caso, yo misma. eso a quien le genera frustración es a él y no a mí.
El
machismo, el patriarcado es una mal generalizado en todas las culturas del
mundo y una forma de violencia más terrible que se ha normalizado y se ha
consentido por siglos y siglos. No tiene nombre y tampoco tiene cultura. Su abanico
es tan grande que incluye todos los colores, incultos cultos o muy cultos. No
es un problema de nivel intelectual, baja o alta cultura, familias pobres o ricas,
es un problema de la dominancia por la dominancia en sí misma. Por el deseo de
dominar y sentir ese dominio. Cada persona es un mundo y en ella sus matices,
pero lo que refiere a mis conclusiones son desde luego bastante concluyentes.
Mi
personalidad y el haber sido educada en las artes marciales internas y externas
hace que mi concepto de mí misma sea muy sólido e intocable. Cuando mi marido
me suelta cualquiera de estos dardos envenenados o ves como utiliza la
manipulación o el chantaje emocional para provocar un estímulo o una reacción
que pueda satisfacer su ego, se encuentra con una persona que no tiene miedo y
que apaga sus pretensiones totalmente automáticas y que nacen de una cultura
totalmente patriarcal. Aunque él sea moderadamente light, sí que es muy
dominante, hecho que no tiene que ver exclusivamente de su religión sino de su
personalidad.
Valorar
su tendencia dominante es para mí, lo primordial. Alguien que quiere controlar
como sonríes, como té maquillas, como té vistes, como hablas en público, que
comes., etc. sigo indicativo de dominancia que debe encender tu luz de alarma.
Cada vez que quieres hacer algo y siempre quiere persuadirte de que no lo
hagas. No importa si es una absoluta chorrada, pero siempre va a evitar que
hagas lo que quieras. Lo hacer por placer y satisfacer su ego que al mismo
tiempo es inseguro y necesita dominar para estar tranquilo. Esta tendencia no
se termina hablándolo o discutiendo, esto sólo EMPEORA con el tiempo. No té engañes
ti mismo, no mires hacia otro lado. Acéptalo y rompe inmediatamente. No pienses
que ya té está bien alguien dominante, que te gusta que té dirijan. Esto
empeora y no sabes nunca como puede terminar. Llevar la voz cantante o que te
guste liderar no significa que puedas anular al que quiere seguirte.
Otras
cosas que considerar:
No
soy religioso:
En
Turquía no ser religioso no quiere decir que haga vida occidental como
nosotros. Tienen interiorizado un patrón que se queda ahí y luego sale como lo
que debería ser. Quizá añadiría a la pregunta de si es religioso, la de si es
tradicional o no. Es una doble pregunta que si es importante. Dependiendo de la
zona de Turquía dónde haya crecido puedes tener un turco tradicional religioso,
un turco tradicional no religiosa y después un turco occidental en todos sus
matices. Éstos últimos existen, pero no abundan.
Las
apariencias SI importan:
En
su país las apariencias lo son todo, absolutamente todo. Lo que te pones para
vestir, lo que comes, de color es la alfombra del comedor, el sofá, el coche,
las tazas que pones para servir el té, el maquillaje, es desde mi punto de
vista una gran hipocresía que me cuesta muchas discusiones en casa.
Una
vez invitó a unos familiares que viven en Escandinavia y se vinieron a pasar
unos días de playa. Y con el calor que hacía me dijo que tenía que ir a la
playa con ellos y que no podría meterme en el agua por qué no podía mostrar mi
cuerpo a su familia. Después de decirle que fuera solo a la playa porqué yo me
iba a la piscina por mis dos ovarios y en bikini, me pidió por favor que fuera
sólo esa vez y que no me lo pediría nunca más. Decidí ir, pasando un calor de
muerte con mis tejanos largos y apareció su prima con un bikini como el de
cualquier mujer en la misma playa. Quien se quedó de piedra fue su prima claro.
Aunque
él no sea practicante al 100% no se trata del mismo modus operandi que hacemos
muchos cristianos no practicantes. En ellos reside esa tendencia a dominar a su
cónyuge de forma activa y sin motivo alguno aparente. Por lo tanto, hay que
considerar la personalidad de tu futura pareja y que tendencia a la dominancia
tiene. De nuevo, el machismo patriarcal arraigado en su cultura hace estragos
en cualquier sociedad y no depende estrictamente de la religión que practique.
Sea cual sea tu religión, allí donde haya machismo patriarcal y España es
lamentablemente un feudo de esto, van a existir estos problemas.
Mi
modo de actuar como cristiana no practicante ha sido y es como el de cualquier
persona que trabaja, viaja, come cerdo o no (vegetariano/a) y no va a misa
todos los domingos. Se viste con más o menos estilo y no presta atención a lo que
hacen los demás. Su forma de actuar siendo musulmán no practicante ha sido la
de intentar prohibirme el cerdo, bajo chantaje emocional obligarme a llevar mi
pelo atado (tengo melena Julia Roberts y así se va a quedar) y vestir de lo más
tapada posible. Querer controlar mis redes sociales y usar un vocabulario
de lo más intolerable para evitar que se vean mis fotos anteriores a nuestro
enlace o cualquier cosa que suponga ir a contra de su forma de pensar. Poner
verde a cualquier cosa que él considere que no es moral, etc., etc. Es un plis
plas ponerlo en su lugar, pero siempre sale de forma instintiva y es un buen
momento para recordarle que vive en Europa y vive rodeado de gente que vive su
vida sin más.
Estoy
segura de que hay muchos hombres de oriente medio que son gente estupenda y que
entienden que quiero decir con mis palabras. Para mis estos hombres que son
maridos ejemplares, que dejan atrás esa lacra del machismo y evolucionan junto
con sus parejas para encontrar un equilibrio que sea aceptable para ambos son
HÉROES que merecen mis respetos.
Si
hoy me repitiera la pregunta que me hice hace 3 años cuando empecé a salir con
mi marido, seguramente hoy respondería de manera diferente. No me casaría de
nuevo con alguien de cultura tan distante a la mía. Para mí el islam no es un
problema, empezó a serlo cuando él empezó a usarlo como una herramienta para
cortar mis libertades como ser humano por el simple hecho de ser mujer. Habrá
ultra defensores del islam que dirán que eso no es islam, pero si lo es igual
que el machismo existe en todas las religiones. Yo no le he pedido que
coma cerdo, ni que se convierta al cristianismo, ni que vaya a misa los
domingos, ni que deje de viajar solo, etc. Este tipo de matrimonios requiere
altas dosis de paciencia y de concesiones por ambas partes. Sino es así el matrimonio
tiene fecha de caducidad. En mi caso, y aunque parezca una guerra religiosa
matrimonial según que días, la cultura nos ha separado en muchos momentos, pero
nos queremos y por esa razón no podríamos vivir el uno sin el otro. Cedemos y
eso ayuda a que todo siga viento en popa. Ninguno de los dos repetiría
matrimonio con alguien de diferente cultura, yo creo que no tendríamos la misma
paciencia que ahora para gestionarlo.
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario. En breve lo publicaremos.